martes, 15 de marzo de 2016

Y TU ¿QUIÉN ERES?


El ser humano en la etapa de la adolescencia está en busca de responder a esta pregunta: ¿Quién soy? Al obtener una respuesta creará su propia identidad; por eso los jóvenes están buscando con quién identificarse y se apegan a tendencias como por ejemplo: reguetoneros, roqueros, emos, etc… que marcan la juventud; pero al final siguen cuestionando ¿Quién soy? Porque aún no han encontrado su verdadera identidad. 

Al leer Efesios 2:10 el Apóstol Pablo nos dice quiénes somos y cuál es nuestro propósito de vida. Para resolver esta gran pregunta debemos saber lo siguiente:

1. Somos hechos por Dios:

 El apóstol Pablo al decir que somos: Hechura suya, nos hace retomar lo que se aprecia en el libro de génesis sobre la creación del hombre: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra (Genesis 1: 26). 

Ahora bien, ¿qué quiere decir con imagen y semejanza? Al referirse a estos 2 términos, nos da una distinción de excelencia que nos pone por encima de las demás criaturas (Animales y plantas), puesto que somos producto de su obrar y  no de su palabra, como ocurrió con la existencia de los animales y plantas (Genesis 1: 24 y 26) 

El Señor no solo pensó en ti, sino que tomó de su valioso tiempo para formarte y asi dotarte con lo mejor: El habla, el pensamiento, la noción de crear, de poseer voluntad, conciencia; ademas de poseer un alma inmortal y un espiritu que te permite tener comunión personal con él. 

En pocas palabras, tanto tu y yo, somos seres especiales y maravillosos sobre toda la creación; diseñados para vencer y conquistar por encima de los problemas y dificultades que la vida nos pone en el camino. Nuestro creador es Dios, Él se tomó el tiempo suficiente para crearte, para diseñar un modelo único, con unas características particulares en cada uno de nosotros; a unos los hizo altos, otros bajitos, otros blancos, otros más oscuritos en fin, pero todos somos hechos a su imagen y semejanza de Dios, es decir que tenemos su ADN; pero no solo eso, Dios se tomó el tiempo para escribir la historia de tú vida, para colocar dones, talentos, habilidades en tu vida que te hacen ser vencedor, victorioso, ganador.

2. Eres hijo de Dios:

No conformándose con crearnos a su imagen y semejanza, nos adoptó como hijos al momento de morir por nosotros en la cruz.  Cuando recibes a Cristo como Señor y salvador, grandes riquezas empiezan a llegar a nuestras vidas: Salvación, gozo, sabiduría, una eternidad bienventurada, ciudadanía  del reino de los cielos, paz, amor; regalos que las riquezas materiales no te pueden otorgar. 

Somos amados por Él, tenemos una herencia, nos delega una autoridad, nos hace reyes y sacerdotes, somos su mayor tesoros, nos promete una vida en abundancia, por eso es necesario que te acerques a tu Padre y le conozcas. Allí encontrarás todas las bendiciones que Él tiene para ti.

3. Nuestro ejemplo a seguir es Jesús:

Dios envió a su único hijo para que nos enseñara de una manera práctica, la manera de llevar nuestras vidas  bajo sus principios. Por ende, Jesús es nuestro mejor ejemplo de vida. No hay otra persona en el mundo que pueda enseñarnos en todos los aspectos de la vida de un ser humana a ser sabios, bondadosos, excelentes, victoriosos, a poder vencer adversidades, etc… como Jesús lo puede hacer; así que lo que nosotros podemos hacer es seguir sus pasos.

Conclusión: ¿Quién soy? Puedo contestarte que soy un hijo de Dios, hecho por Dios para tener una vida en victoria, exitosa teniendo como modelo a Jesús. Y tú, ¿Quién eres?

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